Lo sabemos, gracias a Chesterton, las multas son más baratas que los impuestos, ese mal ecuménico que los políticos y algunos funcionarios celebran con argumentos -que falsamente sustentan- que los benefician en particular. Lo que no sabíamos es que una reducción de la presión fiscal no es garantía de felicidad. Dice, en la rotonda de entrevistas organizada para calentar la banda, el ungüentoespadas, el líder del PSOE en Marisma y un virtual héroe de la Reconquista que desmiente las urnas. el es Tranquilo argumenta que la reducción de impuestos reduce la cuatro sí un imitación. Argumentó: «Una caída de ochenta euros no cambia la vida de las personas ni mejora el futuro de los jóvenes». GUAU.
Lo cierto, sin embargo, es que puedes hacer muchas más cosas que sin ochenta euros. Puede que nunca le haya pasado al candidato socialista, ya que su sueldo (personal) se elevó un 33% hasta los 84.600 euros como alcalde de Sevilla. Pero está claro: es mejor tener (aunque sea un poco) que no tener. Sobre todo si el dinero es tuyo, te lo mereces por tu esfuerzo y no te quieres privar de él para rescatar a empresarios amigos, subvencionar enormes despidos laborales (que estaban/estuvieron en los ERE) o el «para financiar actividades comerciales». así que ordenó diligentemente la cúpula Faffe. ¿Lo tienes?
Sin ir más lejos, no hay ninguna razón (mucho menos social) que justifique esos ochenta euros, multiplicados por cada uno de los contribuyentesdestinados a pagar el salario de un primer ministro de la a Peronsima (sospecha) o eso Tranquilo.Ambos tienen la misma tarifa: cobrar por una cosa y tratar (a veces) con otra. Al ungüento ochenta euros como una cantidad muy pequeña, peiccatabilletea botón de dinero (poner a la manera de aguirreun consejero comprensivo) que todos habíamos olvidado en el fondo de nuestra cartera. Bueno no. ochenta euros, musgola felicidad se puede comprar. espiritual y material.
Hablamos, por supuesto, de placeres simples: leer libros como el ensayo o Montaigne tonelada oso bibliao Casiodoro de Reina, o disfrutarsuscripción a la plataforma transmisión. Con ochenta euros puedes viajar con Ryanair, coger un tren y pagar una noche de hotel. O invite a diez delegados a cenar en el Cinco Llagas, donde sus damas disfrutan de un menú barato (en el país de los los ecualizadores). ¿Sabe VM cuantas pintas de Santa Fe (Granada) se pueden comprar con esa cantidad para picar? Sesenta. Repetimos: sesenta.
Sabemos que está acostumbrado a tener presupuestos máximos, pero si le hace a sus votantes potenciales una pregunta ilimitada, incuestionable, sin inspiración, sin inspiración, aburrido de escucharlo hablar sobre ilusionescon mujer joven acepta subir la luz, permite que la inflación les robe un tercio de su salario o está a punto de atracar con la nueva cuota de autónomos, enterarse, eso sí, de que tienen unos ochenta euros, es decir a causa de la miseriacuyas vidas pueden cambiar usos. Porque la diferencia entre tu candidatura es ser votada o misa te echan
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