Alumnos entrando en un aula de la UPV, primer día de selectividad. /
La prueba de la modalidad Ciencias Sociales provoca una ola de críticas por la complejidad de los enunciados y deja llorando a los estudiantes en las aulas.
No hay llamado a la selectividad que no suscite polémica. En la que finalizó este jueves, las críticas se centraron en el examen de Matemática Aplicada, que es obligatorio para los estudiantes provenientes del Bachillerato en Ciencias Sociales.
La sensación general al final de la prueba fue que fue sumamente difícil por la complejidad de los enunciados, lo que derivó en escenas de lágrimas, con profesores del tribunal ambientando a los alumnos en las propias aulas, según relataron los postulantes contactados por las PROVINCIAS. . Se plantearon seis problemas y fue necesario seleccionar tres.
Sucede que la asignatura hermana, Matemáticas II (de la rama Ciencias) hizo una ola de denuncias por el mismo motivo en 2019, llegando a miles de signatarios que buscaban soluciones a través de la plataforma Change.org. La nota media de la asignatura era al menos desde que se implantó el actual modelo de selectividad.
«Estábamos bien preparados, pero solo logré hacer dos bien. La dificultad estaba en las declaraciones, por ejemplo, que daban detalles confusos. Una vez que las entendías las podías hacer, pero con los nervios era muy complicado”, explica Laura, alumna de un centro de Godella.
«A la salida se podía ver a muchos compañeros llorando. A mi maestra también le cuesta ver”, dice la joven, quien también se refiere a la prueba de Valenciano, que causó malestar por la forma en que se formaron las preguntas literarias, que no era habitual.
«Se planteó el ejercicio de programación lineal como en los exámenes anteriores y tal como lo preparamos, y hubo otro similar, con algunos cambios. El primero que hice fue bueno, pero los de probabilidad eran completamente diferentes en las declaraciones. Cuando comencé con uno y no encontré la manera de resolverlo, pasé a otro. Ves que no salen y te empiezas a poner nervioso. De vez en cuando alguien lloraba en el aula», cuenta Aroa, desde Valentia. «He visto a compañeros con ocho, nueve o diez calcetines gastados. Hasta los profesores de clase han repartido pañuelos», dice. «Y cuando Aprobé el examen, mi profesor particular tuvo dificultades para clasificar las probabilidades», dice.
Las denuncias también se pueden leer en las redes sociales. “Estuve 30 minutos llorando en el examen, pero te das la vuelta y otros cuatro lloran” o “la gente llora, hasta la ‘peña’ que se ha debilitado”, son algunos de los mensajes publicados en Twitter.
“Creo que lo pasamos innecesariamente mal”, dice Quique, un estudiante de Paiporta. “Cuando hacía exámenes de prueba, por lo general tomaba alrededor de 45 minutos, pero esta vez se me hizo corto. Tuve que hacer todos los ejercicios por lo menos dos veces, fue difícil”, cuenta. “Creo que pude salvarlo, pero el panorama era desolador, con compañeros llorando y decepcionados”, concluye.
«Me parece bastante complicado en comparación con las convocatorias anteriores, que hemos practicado durante el curso y durante el tiempo de estudio. Pasé la mitad de mi tiempo en el primer ejercicio y me di cuenta de que había hecho algo mal, así que tuve que volver. Creo que al final pude sacarlo adelante, pero fue muy difícil, y no fue tan general como pude hablar con otros compañeros”, cuenta Marc, que también estudia en Valencia.
Una crítica en la que los estudiantes coinciden es que la nota de Matemática Aplicada se utiliza, en muchos casos, tanto para la titulación general como para la específica, lo que hace que la nota se pueda subir hasta 14 para acceder a determinadas profesiones. Si es baja y no se selecciona ninguna otra asignatura en el apartado voluntario, se duplica la penalización por la obtención de la nota de acceso a la universidad.