Fallera mayor, en la Ofrenda del pasado mes de septiembre. /
La Junta aprueba las bases de la Moción sin itinerario para las obras en la Plaza de la Reina ni el uso de máscara hasta que se reúna Sanidad.
En el último pleno antes de las Fallas, Galiana se despidió diciendo: “Qué gaudiu de la festa”, con la convicción de quien cree que las Fallas existirán como se conocían antes de la pandemia. Pero todo el total está en duda. ¿Habrá capacidad? ¿Será obligatoria la mascarilla para desfilar en la Ofrenda? ¿Y qué rutas de viaje se seguirán? ¿Se permitirán los festivales? ¿Se solicitará el pasaporte Covid? Todo sigue en el aire y encima lo único evidente que se desprende del conjunto fallero es la suspensión de la Gala Fallera, antesala de la fiesta.
Ribó aseguró que el festival sería «normal» pero antes de que comience, su pronóstico comienza a cambiar. La justificación del presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana, está llena de contradicciones: «Hay que esperar a que las cosas mejoren para hacer una fiesta así, y más dos días después de la Crida y las Fallas, hay que ser cauteloso.
De hecho, las reglas de la Moción aprobada el martes pasado son idénticas a las reglas de 2019, cinco por juego, con público y nada conocido sobre mascarillas. También deja los itinerarios en el aire, teniendo en cuenta que la Plaza de la Reina aún está en obras.
Ribó y Galiana se muestran optimistas pese a que todo sigue con pinzas sin que la mesa de trabajo con Sanidad siga levantada por la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Barceló. Y Galiana quiso calmar los ánimos y las dudas tras los rezos y preguntas diciendo que sólo se puede esperar. «La reunión con Sanidad no se ha podido dar, por lo que no podemos contestaros hasta que no tengamos claras las claves de Sanidad. También hay un decreto en vigor desde el 8 de octubre que es bastante restrictivo y estamos trabajando en una modificación». Y si, si se celebra ahora mismo, lo más probable es que las Fallas se parezcan más a las descafeinadas de septiembre de 2021 que a las «normales» que anuncia Ribó.
Mientras tanto, desde el Intergrupo de Fracasos reconocen que están descontentos. Para el presidente Guillermo Serrano, “entre las fiestas de la pandemia del Puig de septiembre y el cien por cien de las fiestas normales del Ribó, hay un término medio”. Serrano se moja y cree que las Fallas serían 80% aceptables.