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Emery vierte agua en copa de vino del Betis (0-2)

En los tiempos en que el beticismo era un deleite constante, entró el Villarreal Unai Emery, Echó un chorrito de agua amarga en la copa de vino que los heliopolitanos goteaban de alegría.. Una vez más, los amarillos vencieron a los verdiblancos, como en la primera vuelta, y de nuevo por una diferencia de dos goles venían a demostrar la superioridad del conjunto castellonense. Esta vez no fue un monólogo, como lo fue hace unos meses, pero el juego del Benito Villamarín volvió a seguir los caminos que salvaron a este conjunto vasco, tan organizado e intenso.

pablo torres Marcó el primer gol de destino de un saque de esquina (41′) y gorra remató su excepcional juego con un bonito disparo desde la frontal del área que envió el balón al ángulo izquierdo Rui Silva (83′).



Antes del primer gol, el Betis jugó una menor, aterradores chispazos adjuntos donde solía mandar llamas abusivas del futbol. Y tras el 0-1, el Betis no parece haberse rebelado contra la locura del Villarreal en el lógico partido que, dadas las expectativas de Copa, tenía ya asentada la afición verdiblanca antes de que empezara todo.

Hacer el cambió en la exhibición ante la Real Sociedad el pasado jueves, ni los sucesivos relevos han tenido el efecto de buscar una reacción contra el vigente campeón de la Europa League. Y lo peor de todo, se ha puesto de manifiesto cierta falta de frescura en los pies y la mente de quienes marcan la diferencia en el Betis de éxito del momento. Ni Canales ni Fekir bloquearon esta vez al equipo. Si bien puede no verse por momentos, también tienen unos días de tono bajo y a la vez lo estaban mirando ahora que el calendario aprieta, los esfuerzos físicos empiezan a acumularse y, ojo, ahora que la presión mental de las entradas tantas áreas i. unos a otros consumen más los cerebros.

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El miércoles, otro partido titánico en vallecas, con al menos una final disputada, ante un enemigo que lleva 40 años sin jugar semifinales y al que se dejará el alma. Luego el domingo a Valencia para visitar el Levante, luego Zenit en San Petersburgo el jueves, luego Mallorca tres días después.

Manuel Pellegrini lo sabe La gestión del calendario es parte del éxito de esta temporada tan entusiasmado como el equipo refrescado el miércoles en Vallecas. Entraron para el gran partido en San Sebastián Bellerín, Pezzella, Miranda, Guido Rodríguez, Guardado y Willian José do Sabaly, Víctor Ruiz, Álex Moreno, William Carvalho, Édgar y Borja Iglesias.

Y si la primera parte se desarrolló inevitablemente en un tono más prosaico que en el partido completo ante el Alavés, la segunda parte en Cornellà o los 90 minutos en el Arena Reale se debió en parte a las dificultades que tuvo el Betis. Rompiendo el corsé atado al encuentro de Unai Emery. El hombre más en forma del Betis hoy, Guillermo Carvalho, descansaba en el banco. Y nadie aflojó esos lazos para romper líneas y ser visto con asombro, como el sigiloso cuchillo que hacían los portugueses.

Y no es que el Betis se mirara al espejo como Narciso ante la ola de justificadas sugerencias que estaba recibiendo. Mantuvo toda su línea de intensidad y solidaridad. Pero el Villarreal es un equipo con una consistencia forjada ya que en ello está trabajando ese concienzudo técnico metodológico Unai Emery. Y aquel famoso baile de piezas mandado por Pellegrini –Juanmi de izquierda a derecha, lateral como laterales y Canales y Fekir con libertad de maniobra por dentro o por fuera- esta vez no se manejaba con soltura y además parecía tener la frente amarilla.

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De hecho, la producción ofensiva del Betis se redujo en la primera mitad a dos tiros desde el centro del campo, uno con Miranda desde la izquierda (26′) y otro con Fekir (31′), los dos se metieron en un lío en Rulli. Un poco más.

El Villarreal, por su parte, inició un aviso con una acción de derecha que acabó con un centro raso de Chukwueze a Paco Alcácer, que no acertó a pegar de lleno al balón (6′). Sin embargo, ni el delantero ni su compañero arriba, Gerard Moreno, aprovechando la temprana superioridad, el Villarreal empezó a mostrarse en la zona ancha con Parejo y, sobre todo, Capoue, que hacía línea y marcaba los tiempos como y cuando quería. De hecho, Gerard abandonó el terreno de juego a la media hora con un enorme enfado por su mala suerte con las lesiones. Y se fortaleció la entrada a Trigueros más para los de amarilla, que encontraron un cabezazo de Pau Torres para ponerlo todo de cara, como en el Betis-Villarreal de la Liga pasada.

El Betis no salió enojado del intermedio. Pellegrini movió dos fichas a la hora del partido: Rodri por Guardado, Canales atrás y Borja Iglesias por Willian José oscuro. El delantero-hipster encendió la mecha para sus compañeros, así como para la grada, con su violento disparo que pegó en la mano a Aurier (69′), que entró por Foyth. González Fuertes pitó penalti, pero el lateral le levantó la mano y giró encima. No podía hacer más para evitar la brecha. Y el VAR hizo justicia. Previamente, sólo Fekir calzaba botas en una pelea que acabó con un zurdazo demasiado cruzado (62′).

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Y en las rotondas del cambio, Emery tiró de su banquillo para cerrar el debate: Yeremi Pino derecha, Lo Celso para templar el juego y ayudar, Danjuma define. Y el que mejor sentenció fue el juego, Capoue. Manejar horarios estrictos es otra manifestación de crecimiento. El Betis está ahí.

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