Hace diez años, el 23 de marzo de 2012, este escritor publicó un artículo sobre el Carnaval de Málaga que me llamó mucho la atención.
En esa página analicé la realidad del Carnaval local en un momento en que estaba muy de moda pero, en mi opinión, para meter un zapato en la agenda malagueña.
Y la razón por la que me llegó por una gran reflexión sobre el tema no fue mucho menos que se me encogió el corazón al abordar la historia del festival -de las que hay muchas y muy buenas-, sino porque a raíz de ese escrito he identificado claramente lo que es la manipulación, el odio desmedido y el radicalismo de ciertos sectores de la ciudad que han levantado sus armas en mi contra sin ni siquiera lo que escribí para leer.
Mentiría si dijera que no me gustó. Porque el ataque fue feroz a través de las redes sociales al punto que algunas personas publicaron mis datos personales y recibieron algún que otro mensaje por teléfono que traspasaba los límites de lo legal.
Aprendes de todo. O casi todo. Porque aquí estoy escribiendo de nuevo sobre algo que podría, con absoluta determinación, ser una expresión cultural extraordinaria y resultar una vez más un cliché muy valioso.
En ese artículo de hace veinte años escribí sobre el fascinante trabajo de Narciso Díaz Escovar en el Carnaval. Don Narciso fue uno de los impulsores de esta fiesta en nuestra ciudad. A finales del siglo XIX participaba y promovía las fiestas de carnaval en febrero. Incluso dirigió durante un tiempo un pequeño periódico llamado «El Carnaval» hasta convertirse en el órgano oficial y verdadero de la Sociedad del Carnaval de Málaga, que publicó su primera edición en 1886.
Esta revista planteó los proyectos y eventos que se llevarían a cabo durante esos festivales.
Es interesante leer las noticias y crónicas publicadas en este diario sobre la fiesta. Hubo muchos eventos y actividades todos relacionados con el carnaval. Los bailes de máscaras fueron suntuosos. Conocía a los grupos que sacaban los colores de las clases dominantes y mostraban una fuerte defensa de Málaga y su imagen, y se criticaba a sí mismo por no tener un nivel digno con sus propias actuaciones y exhibiciones. una ciudad como Málaga.
Se abrieron interesantes debates donde se planteó que el sentido del carnaval en Málaga era expandirse y promocionarse para que dejara de ser una elitista fiesta bailable en el hotel Miramar y un evento con atractivo turístico.
Dada la evolución de la historia y la falta de calidad y originalidad en muchos otros casos, a esta fiesta malagueña le faltará un esplendor que la mantenga a flote.
Entonces, incluso para una fiesta propia y con contenido, no era lo suficientemente fuerte para sobrevivir. Y fue una gran pena, como referencia a él, cuando no nacía Paco Alba, en nuestra Ciudad donde ya se hacían cantes de Carnaval y había un compás.
¿Y por qué la paliza vino a mi artículo? Pues claro que no lo tengo. Pero creo que es por una reflexión final en la que, mirando la realidad “impuesta” por el ayuntamiento y los organizadores -privados-, me di cuenta de que el futuro de nuestro Carnaval no pasaba por exportar cosas del exterior sin mucho sentido, después. bastante historia y material propio para obligarle a salir donde no está.
Recuerdo la época de los concursos de dibujo que claramente eran algo importado y sin raíces en nuestra ciudad y eran copias de bajo nivel de lo que pasa en las islas. Un problema similar surgió con los anteriores de Cádiz que fueron copiados en Málaga con nombres en los que se sustituyen ostras por anchoas o se sustituyen ostras por coloides.
Una cosa, en mi opinión, que es muy rara y que -y con el mayor respeto por todos los partidos- veo como una herramienta con más intereses electorales y publicitarios que los que son realmente propios de un partido con tanto potencial y que está en el concurso de la canción de Málaga.
Y vuelvo a escribir sobre eso, a pesar de que la dirección de mi casa gira en torno a los grupos de Facebook para recibir amenazas, lo que sugiere que aquellos que realmente hacen este concurso pueden estar expuestos ante un sistema que no funciona, tal vez. como debe y sólo puede resolverse desde dentro.
El Carnaval no es la respuesta que espera el público. Y durante este concurso lo tiene claro. Incluso en la final hubo momentos en los que podías comprar boletos en línea con facilidad y durante las etapas anteriores te encontraste la sala al borde con muchos agujeros, si no casi vacío.
La pandemia ha tenido un impacto claro y veremos también cómo lidia con su duro golpe a los hermanos dentro de unos días. Pero en este caso, puede que haya quedado claro que el apoyo necesario para la supervivencia de esta fiesta no pasa por mantener las luces navideñas encendidas durante mucho tiempo o por regalarte un pote de garbanzos con cantos y publicidad política.
Quizás ha llegado el momento de recomendar Carnival «boutique» cuando solo se trata de calidad. Los invitados del medio andaluz no tienen que competir. Esos son grupos que llegan lejos sin dejar ciertos premios abandonados. Y darnos cuenta de que una fiesta de jóvenes está surgiendo, evolucionando y desarrollando a nivel de competición, potenciando proyectos como esa gran unión de artistas y artesanos que han elevado la voz de Andalucía a un nivel extraordinario en cada una de sus parcelas. .
El de Matria es el camino hacia un Carnaval con historia, valores y cultura propia. Quizás en esa organización de “patronato” esté el problema de una fiesta que probablemente exige una fuga a quienes no contribuyen a su propia reencarnación con nuevos y merecidos protagonistas que nos obligarán a reivindicar la belleza.Febrero, en nuestro. aterrizó en el reino del gran festival pagano.
Si esperamos a que lo consigan los encargados de patrocinios y carruajes políticos desde atrás, podemos sentarnos y esperar. El futuro, como siempre, pasa por la gente común que realmente trabaja.
Viva ese chiste de siempre
amargos recuerdos nos dejan!
Esos son los que hay
tal folleto
dedicado al carnaval
quien se ve riendo
este año más que cualquier otro
tal vez porque es feliz
mira como va el diablo
negociado con éxito.
Anexo: En cuanto al contenido de los insultos y eso, mis redes sociales son las mismas. Mismo teléfono también. He cambiado de dirección, pero con las amenazas telefónicas creo que va bien.
Viva Málaga.