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capitalismo andaluz

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El Alcalde de Sevilla, Ministro de Transformación Económica y Ministro de Industria, en Sevilla el próximo lunes.EFE

El capitalismo indígena, que es una alternativa única al arte del comercio, porque hace más que fabricar y vender cosas (útiles), lidia con la esfera de influencia arbitraria, estableciendo la industria intermediaria como modelo económico de nuestra Élite, en su detrimento. . los políticos necesitan una estrecha cooperación como administradores de presupuesto para una economía verdaderamente productiva. Hay excepciones, claro, pero la historia económica de Marisma, como la del resto de España, está marcada por al menos dos siglos de connivencia (si no por identidad) entre próceres sureños y empresarios. se autodenominan empresarios, pero no lo son, aunque asignan los consejos de su asociación a políticos jubilados. Esos ejemplares.

Nos referimos a otro tipo de linaje: los falsos liberales (en un lío) que cuando ganan dinero defienden la iniciativa privada -que no es lo mismo que emprender- la censura de cualquier idea de economía social -el único registro que tienen de la familia . – y, como dejan de ganárselo, interpretan el conservadurismo abyecto (paternalista) que es el miedo a manipular a sus trabajadores. Asimismo, por cuentas Rafael Cansinos Assens en su Memorias de un escritorhizo Pedro Luis de Glvez cuando muestra el cuerpo de su hijo muerto que busca unas monedas en los sucios cafés madrileños de la época del siglo pasado donde reinaba el hambre y el miedo.

Los directores de Abengoa, quebrada después de 81 años, no son el poeta Glvez. Y sus 10.000.000 de empleados no merecen un perpetuo paseo sin tumba -2.000 de ellos en Andalucía- pero sus directivos (tanto actuales como antiguos) repiten los rituales de los antepasados: acudir a las arcas públicas para garantizar dividendos -financiados por la. dinero común- no se lo merecen. Pesebre neta capitalismo. Al igual que los ERE. Extraña paradoja: un comerciante, creado en medio de la guerra, mezclado con los corazón de la dictadura franquista, a la que presta atención reiteradamente, enriquecido por el calor de la generosa, mítica oferta pública multinacional del Sur, de profundo sentido jesuítico pero de costumbrismo (laboral) medieval, buscando ayuda tras muchos años de monopolio. Ver es creer.

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Llama la atención que los políticos creen una mentira de rescate imposible, porque la justicia ya decidió disolver la primitiva sociedad limitada de la familia. benjumea, que antes de 2015, fecha en la que estalló el trampantojo de la gran deuda (en Estados Unidos), su patrimonio ya estaba segregado, con nuestros impuestos. No interferir en la viabilidad de sus filiales ni censurar el férreo sistema con el que trataban a su personal y proveedores (no remunerados). ¿Lo hacen por responsabilidad? Definitivamente. Su objetivo, apenas diez meses después de las municipales, es hacer una foto -especialidad del alcalde de Sevilla y ministro del Gobierno- en horas muy bajas; y una mirada inocente de un Ejecutivo autonómico con clara mayoría- para decirnos que el cambio de modelo productivo depende de una empresa inestable e insolvente. La historia de Abengoa está llena de éxitos y sombras. Nadie quiere recordar esto último. Es la primera historia.

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