Última jornada de Preliminares, primera noche de cuchillos largos de esta edición del certamen, ambiente cálido (menos en la primera fila, todas las butacas con chaquetón porque cada vez que se habría el telón se seguiría presentando Invernalia). Papelito y boli, o más bien las notas del móvil ya preparadas para hacer las primeras quinielas, y es que el aire murmura: ¿Quiénes pisarán, a partir del domingo, las tablas del Cervantes? Esta mañana ya sabemos sus nombres, pero cuando en la noche del miércoles se llenaba poco a poco el anfiteatro todavía quedaban muchas ganas por conocer las historias de las agrupaciones que aún no se habían estrenado.
La primera fue la comparsa ‘Hombres de honor’ de Torre del Mar. Su repertorio fue un «disparo con tinta». Estos espadachines se encomendaron al Carnaval desde el principio y a su veneno, encargado de «embrujarles», como ellos lo hicieron, al son de su melodía. La agrupación, un puzle en el que las piezas son sus componentes, originarios de la Axarquíano dejó lugar a dudas cuando entonaron: «Tengo una calle y mi garganta y tengo también mis compañeros que valen más que un Dorado entero». Esta letrilla en el segundo pasodoble dio la bienvenida al popurrí, en el que los copleros pisaron fuerte con los cordones de colores de sus botas. «Ay Málaga mía, dime cómo has conseguido pá dejarme desarmado y robarme el corazón». Y al finalizar, su actuación no pudo no aplaudirse.
Detrás de ellos, aterrizó en el escenario el cuarteto juvenil ‘La virgen de la Cueva’, cuatro jóvenes que dieron el cante, en el mejor de los sentidos. En un chiringuito malagueño, una profesora madrileña que en vez de vacaciones estaba de retiro de fitness, una turista a la que se le había pegado un poquito el sol, una malagueña muy malaguita y una limpiadora con mucho salero esperaban que la lluvia parase.
Su historia podría haber estado horas sobre el escenario porque desde entonces encarnaron muy bien su tipo y sobre todo, con una profesionalidad que hizo evidente lo que cantaron: «Hoy Momo está cerca de mi». Desde luego que lo estaba. Cuando la lluvia parecía ya convertirse en un diluvio, entraron en escena los miembros de ‘Este cuarteto está divino’ (esta periodista, sin comillas, os vio. Ya se había comido el bocadillo de salchichón).
Un taller de artesanos de Ronda con mucha vida
«Voy dando vida a los sueños. El Anfiteatro de la ESAD tuvo la oportunidad de entrar en el taller de unos artesanos rondeños (la aparición de «Los artesanos de Málaga) que son el orgullo de los apasionados por esta fiesta. Como diríamos los de la Generación Z, estos copleros se pasó el juegoY es que ‘no es solo una afición, pongo el alma en lo que hago’.
Si ellos le cantaron en su primer pasodoble a ‘La Manquita’, como pintura de una postal, «por eso aquel que la ve se la quisiera llevar», yo me los llevo a ellos. Un pasodoble sentido que peleó «la Unión Ronda-Málaga por autovía», de forma que, como ya es hora, «nadie más se encuentre a su verdugo en alguna curva de mala suerte». Y después de los mensajes, lo que fue de aplaudir y mucho fue su popurrí, qué bien sonótanto con guitarra como con percusión como a capella. Las herramientas de estos artesanos, sí sus voces, sí sus instrumentos musicales. Y su ingenio. En mayúsculas.
Antes del descanso, de nuevo una murga se subió al escenario. La agrupación de Chino, ‘Sin perdón’. El teatro estalló en aplausos cuando aparecieron sus integrantes cogidos de la mano de las mujeres de su vida, a las que también dedicaron una coplilla de puro sentimiento. La tapa del ‘Water Closet’ fue su escudo para protegerse, aunque no les hizo falta con un público entregado. De hecho, mientras entonaban ‘los olés’ se podían bailar por lo menos dos malagueñas. Los carnavaleros veteranos terminaron su popurrí, con la cara descubierta, sin disfraz y al ritmo de ‘Resistiré’.
Al teatro de la Escuela de Arte Dramático todavía le quedaban muchas ganas de fiesta y las tres últimas agrupaciones así lo cumplieron. Comenzó un grupo de Tarifa, la comparsa ‘Los sedientosun tipo que lleva el sello de originalidad, barbas coloreadas de azul marino y repartiendo purpurina. Los gaditanos representaron su tierra que, al igual que Málaga, se baña en agua salada. «El agua es controvertida. Del agua corre la historia, testigo de la memoria’, presentaban estos marineros de las coplas.
Para presentar el popurrí, se hizo sonar un palo de lluvia, que precedió a un mensaje necesario, que encogió el corazón: ‘Maldita frontera de sal. Pero un mejor porvenir, es el motor más fuerte que hay en el planeta. Si no hay patera cruzarán en colchoneta, luchando contra el temporal, que depende de ti’.
Y de los mares, al cielo con la murga ‘Los verdaderos patronos’. Un peculiar San Ciriaco, rodeado de nubes de algodón, literalmente-mente, observó Málaga desde las alturas: «Mira si llevo a mi tierra dentro, Málaga City…. Que me llamo San Ciriaco, de apellido Casa Kiki’. Después de su presentación apareció una paloma que empezó a picotear las locas que llevaban a modo de aureolas. Y con la paloma, el hombre vestido de croma, qué máquina. A los que rezaron estos copleros fueron al Dúo Sacapuntas y a Chiquitoentre otros, en su pasodoble, gracias a los que ellos, y todos, vivimos con una sonrisa, como cantaron los carnavaleros.
Su popurrí arrancó con un «oremos hermanos» y desde ahí, el comienzo, no le faltó un detalle. Y tenemos que entender también que el detalle puede tener forma de avioneta con mensaje publicitario. No encuentro mejores palabras para describirlo: El público no quería que se fueran.
«Anarquía y Carnaval» cerraron las preliminares
El broche final del COAC en la ESAD de este miércoles lo puso la Aparición de Los herejes, una agrupación de voces características que brillaron al son de su letra «Somos un estorbo, una calamidad, nos llamaron herejes, empecemos de nuevo sin miedo, Anarquía y Carnaval’. Los copleros encontraron el equilibrio entre la seriedad que pueden requerir los pasodobles y el cachondeo de los cuplés.
Los besos entre copleros y sus familiares y amigos volaron durante toda la actuación. En las tablas, tomaron protagonismo los colores de la bandera de Andalucía, que bañaban sus tipos. Y la devoción, a pesar de anunciar los carnavaleros que eran ateos, no les abandonó: «Con devoción en cada acorde y cada verso (…). Gloria a Momo, en las buenas pero más en las duras».
Maria Del Carmen es periodista española nacida en Écija, Andalucía. Comenzó su carrera como periodista a principios de los años 80, trabajando para varios periódicos y emisoras de radio en España. A finales de los 90 se trasladó a Londres, donde trabajó como periodista independiente durante varios años. Regresó a España a principios de la década de 2000, y actualmente trabaja como periodista en DiarioÉcija. También ha publicado varios libros.