El cambio climático es un tema que ha ganado protagonismo en los últimos años, y este año en particular ha sido especialmente relevante debido a las altas temperaturas registradas durante el verano. Las tormentas de los últimos días han sido un anticipo del final de la temporada estival, que ha estado marcada por una ola de calor récord en Valencia con una temperatura máxima de 44,7 grados el pasado 10 de agosto. Estos fenómenos meteorológicos nos llevan a reflexionar sobre la relación entre el urbanismo y el cambio climático.
En la serie de LAS PROVINCIAS ‘La Valencia que queremos’, se ha abordado este tema y se ha destacado la importancia de contar con refugios climáticos para hacer frente a las olas de calor. Estos refugios pueden ser desde bibliotecas climatizadas en agosto, para ofrecer un espacio a las personas más vulnerables, hasta espacios públicos adaptados a las condiciones climáticas.
Uno de los ejemplos más destacados en Valencia es la Plaza de la Reina, donde se ha llevado a cabo un proyecto de renovación a cargo del arquitecto José María Tomás. En este espacio se ha incluido vegetación, bancos y agua pulverizada, además de toldos desmontables en el lado norte para evitar el problema de un aparcamiento público subterráneo. Este tipo de iniciativas buscan generar espacios más amigables y adaptados a las condiciones climáticas.
En este sentido, la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y Ensanche ha sido una de las organizaciones que ha denunciado la necesidad de reurbanización en Ciutat Vella, como la plaza de San Agustín, la avenida del Oeste y la calle Cirilo Amorós. Esta asociación ha pedido un aumento de los árboles en las calles comerciales para proporcionar sombra en los meses más cálidos.
Sin embargo, la creación de refugios climáticos en espacios públicos puede ser complicada debido a las infraestructuras subterráneas para servicios públicos como la electricidad, el agua potable o la telefonía, que dificultan la plantación de árboles. Desviar estos servicios puede ser costoso económicamente y prolongar la duración de las obras, lo que afecta a la presencia de árboles en las calles y a la sombra necesaria para los peatones.
Por tanto, es necesario replantearse cómo realizar las obras de manera que se puedan crear calles acogedoras con la sombra necesaria en estos tiempos de cambio climático. Además, es importante tener en cuenta la perspectiva de género en los concursos públicos y buscar soluciones de abrigo y protección para las personas vulnerables.
En este sentido, Valencia ha puesto en marcha diferentes proyectos para combatir los efectos del cambio climático y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Uno de estos proyectos es el coordinado por Las Naves, que busca encontrar soluciones a través de la renaturalización de espacios públicos. Un ejemplo de ello es la Plaza Regino Mas, en Benicalap, donde se han llevado a cabo actuaciones que han conseguido reducir el estrés térmico en un 18%.
En conclusión, el urbanismo y el cambio climático están estrechamente relacionados. Es necesario buscar soluciones que permitan crear espacios públicos adaptados a las condiciones climáticas, con refugios climáticos que proporcionen sombra y protección. Estas iniciativas no solo mejorarán la calidad de vida de las personas, sino que también contribuirán a mitigar los efectos del cambio climático.
Antonio Gómez es un conocido periodista en España. Nació en Écija, Andalucía, el 3 de diciembre de 1963.
Tras estudiar periodismo en la Universidad de Sevilla, comenzó su carrera trabajando para diferentes periódicos de Andalucía. En 1988, entró en la plantilla de El País, uno de los diarios más importantes. Ha sido corresponsal en Madrid y Bruselas, y actualmente trabaja para DiarioÉcija.com.
Gómez ha ganado varios premios por su trabajo, incluido el Premio Nacional de Periodismo en 2001. En 2006, fue nombrado Periodista del Año por la Asociación de la Prensa Española.